jueves, 6 de noviembre de 2014

Desheredar lo heredado

En Colombia de acuerdo con lo establecido en la Ley 1185 de marzo 12 de 2008, Artículo 3º: “El Instituto Colombiano de Antropología e Historia, ICANH, podrá autorizar a las personas naturales o jurídicas para ejercer la tenencia de los bienes del patrimonio arqueológico (...)"  El artículo 72 de la constitución política sostiene que "El patrimonio arqueológico y otros bienes culturales que conforman la identidad nacional, pertenecen a la Nación y son inalienables, inembargables e imprescriptibles. La ley establecerá los mecanismos para readquirirlos cuando se encuentren en manos de particulares y reglamentará los derechos especiales que pudieran tener los grupos étnicos asentados en territorios de riqueza arqueológica”.

Las piezas arqueológicas son parte del patrimonio cultural de una nación. En Colombia este tema ha sido controversial por años. Por un lado, el ministerio de Cultura sostiene que estas piezas deben estar en museos para su preservación, transmisión a las futuras generaciones, promoción de las investigaciones arqueológicas, creación de museos y espacios adecuados para la exhibición delos bienes arqueológicos. Por otra parte, comunidades indígenas, como la de San Agustín, manifiestan que sacar estas piezas de su territorio rompe la magia que las rodea y las lleva a un deterioro y pérdida definitiva.

El gobierno y los mismos museos no han puesto atención total a las leyes que amparan la protección y preservación de elementos arqueológicos, dejando a flote el tráfico y el comercio de las mismas a los grandes coleccionistas sin que aún haya una política del Estado que acabe con este problema.


Colombia es un país que por años ha estado expuesto al saqueo  de sus piezas arqueológicas a pesar de que en la constitución  se considere una actividad ilícita. La política estatal en lo referente al patrimonio cultural de la Nación tiene como objetivos principales la salvaguardia, protección, recuperación, conservación, sostenibilidad y divulgación del mismo. Sin embargo, como lo afirma  el director del ICANH, no se cuenta con los recursos suficientes para proteger de forma adecuada el patrimonio arqueológico colombiano. Es decir que somos un país vulnerable debido a nuestras riquezas y además no tenemos las medidas para garantizar la seguridad de sitios arqueológicos por, entre otras cosas, los conflictos internos del país. No contamos entonces con una caja fuerte que salvaguarde los tesoros de la gran casa colombiana.

El ex ministro de cultura del gobierno vasco sostiene que si la cultura está por fuera del ciclo económico siempre será pobre y, tal vez, con su comercio se acabaría el tráfico.  Lo que quiere decir el ex ministro es que tenemos que vender nuestra cultura, entre ella las piezas arqueológicas, negociarla con museos como el Louvre, el Prado, el Reina Sofía o el Metropolitan Museum of Art  para que Colombia se llene de dinero y nuestra cultura crezca. Pero las cosas no funcionan así, aquí en Colombia la plata, no toda, se pierde. Según el Plan Nacional de Cultura, desde 1990 a 1996, la inversión en este campo cayó en un 50 % y a partir de 1999 se vio una caída en los recursos de inversión al pasar de 78 mil millones en 1998 a 17 mil millones en 2001. No nos imaginamos cómo se manejaría y administraría ese dinero si el comercio de estas piezas fuera legal.  Eso sí, habría mucha plata para quienes gobiernan esta patria y, bueno, ellos decidirían las migajitas que se usarían  para el desarrollo cultural.  No sería muy divertido ver por fotografías las piezas que nuestros antepasados hicieron y que los presentes vendieron a foráneos. A pesar de que muchos países saqueados y compradores han firmado la convención de la UNESCO de 1970 para evitar el tráfico ilícito de bienes culturales, es obvio que las legislaciones han sido incapaces de frenar estos delitos. El ICANH ha calculado que unas 10000 piezas arqueológicas salen anualmente de Colombia ilegalmente. Y si esto es ilegal ¿Cuántas piezas saldrían legalmente?

En el 2003 se subastaron, en Christie’s París, numerosas piezas del patrimonio arqueológico colombiano denunciadas como saqueadas por las autoridades colombianas,  este es un ejemplo del descuido  del  gobierno  colombiano a la problemática del tráfico de piezas arqueológicas, lo que pone en evidencia que no hay una política de Estado firme en términos de protección patrimonial. No hay recursos suficientes para su protección. El Ministerio de Cultura, desde el ICANH, debería invertir más en el refuerzo de normas de protección y sanciones a los compradores y traficantes de piezas, crear una ley estable que, por decirlo así, haga temblar a los traficantes y no les dé vía libre para seguir sacando piezas artísticas como el vecino de confianza que toma todo “prestado” y nunca lo devuelve.